
Tras seis meses de clases de sábado a sábado y, con un total de 21 sesiones, la Escuela de Formación Popular cerró su ciclo. Este 18 de noviembre, se llevó a cabo en los salones de eventos del Parque Quebrada Verde, la sesión de cierre de la escuela que tuvo por objetivo el fortalecimiento de organizaciones sociales. La última clase que estuvo cargada de emotividad, consistió en un repaso histórico para trasladar en el tiempo a las y los participantes, hacia los aprendizajes y territorios recorridos, a través de representaciones gráficas como fotografías, papelógrafos y fichas de las actividades, lo que dió paso al momento reflexivo del encuentro. Posteriormente, nos trasladamos a la zona de picnic del Parque, donde miembros del Pueblo Diaguita y Mapuche lideraron la ceremonia del cierre, de la misma manera en que se inició la escuela. Finalmente, las y los integrantes compartieron un asado de almuerzo en una hermosa tarde soleada, acompañado de un micrófono abierto de talentos, donde hubo cantos, poesía, instrumentos musicales e incluso una parodia.
La última sesión de la Escuela de Formación Popular, estuvo dedicada a la retroalimentación y reflexión en torno a aquellos aprendizajes compartidos y la diversidad de sabidurías adquiridas en cada uno de los territorios recorridos del Gran Valparaíso, a lo largo de estos seis meses. En este sentido, estuvo distribuida en tres momentos:
El primero, fue un espacio de tiempo que la equipa destinó para que los y las participantes pudieran hacer en recorrido por el salón, donde había un gran mapa que marcaba todos los lugares del gran Valparaíso donde se desarrolló esta escuela. El salón, además estaba ambientado y distribuído en los cuatro módulos que caracterizaron a la escuela y divididos estos a su vez, en cada sesión que los compuso.



En el caminar, las y los integrantes se encontraron con cada clase graficada con una ficha descriptiva que contenía: qué había sucedido, el lugar, la fecha y quiénes nos habían acompañado (vecinas, vecinos y facilitadoras y facilitadores), acompañada de fotografías y los materiales que de allí habían resultado, con la finalidad de recordarles aquello que vieron y evocar lo vivido en cada ocasión. En el espacio destinado a cada sesión, también había un papelógrafo de forma circular que contenía la pregunta ¿con qué sentires me quedo?, para que lo pudieran expresar gráficamente en ese espacio mientras recorrían.



El segundo momento consistió en que quienes quisieran, libremente, compartieran desde sus sentires y experiencias vividas en la escuela ¿con qué se quedaron de aquellas sesiones? Instante desde el cual surgieron palabras cargadas de emotividad, agradecimientos y buenos deseos para el porvenir.
“Muchas sensaciones, sentimientos… a algunas no pude ir, pero a uno le queda en el corazón, en la mente y en el espíritu todo lo que hemos aprendido todo este tiempo, lo que hemos compartido. Algunos desencuentros pero lo importante es que siempre se ha llegado a un final feliz porque ha habido diálogo y yo creo, que una de las cosas más importantes en estos momentos, es que la gente dialogue y converse porque estamos viviendo tiempos muy difíciles (…) y creo que es muy importante porque es la única manera de seguir transitando la vida que nos tocó. Para mí, ha sido una experiencia muy linda que va a quedar para siempre en el corazón.” Comentó Gride Ballesteros, dirigenta de la Plataforma Patrimonial de Playa Ancha.
Por su parte, Francisco Piña, miembro de dicha organización, sostuvo:
“Ha sido una experiencia muy enriquecedora porque hemos conocido territorios muy diversos, experiencias muy distintas que nos han conmovido… luchas que se vienen dando por muchos años, de Juntas de Vecinos como el caso de Chorrillos, del medio ambiente como el caso de Los Lúcumos y Placilla, me encantó el espacio Santa Ana y la gran labor que hacen, la cantidad de actividades importantes que hacen para la comunidad, y también el rescate de la memoria en dos o tres instancias. Yo creo que cada lugar que conocimos y recorrimos, nos dejó algo importante. Felicitaciones y agradecer a la Upla y al equipo por esta posibilidad de Co-razonar los Territorios.”
Finalizadas las palabras, se dió inicio al tercer momento que consistía en que las y los integrantes pensaran sobre los aprendizajes que entregó cada territorio visitado por una parte, y por otra, en los vínculos formados durante el periodo de funcionamiento de la escuela y que eso lo escribieran en dos tarjetas distintas para posteriormente, compartirlos en una plenaria.

En ese espacio, todas y todos expresaron sus opiniones y sentires, desde donde surgieron emociones por lo vivido y reflexiones en torno a lo que ya no estará, pero también, palabras de fortaleza en vistas a los desafíos que se vienen a futuro para la gran red de personas y organizaciones sociales que conectaron entre sí y que crearon fuertes vínculos en esta escuela para mantener activa y flameante sus fortalezas, orientadas hacia sus luchas. Una vez finalizado el turno de la primera persona, era su misión elegir a quién quería escuchar a continuación y así sucesivamente, hasta llegar a él o la última.
“Primero conocimos el nombre de las diferentes organizaciones, después se conocen sus luchas, sus objetivos, sus desafíos, sus sueños, etc. Después, uno comienza a ver a las personas que integran dicha organización y después constatamos que esas personas y las organizaciones son un todo al final, cada una nutre a la otra (organización y persona), después creamos vínculos de afectos con la persona, por lo tanto creamos un vínculo de afecto con la organización de la persona, asumimos su luchas, sus objetivos, sus logros, sus desafíos, sus sueños y al final, el lugar o la organización ya no es sólo un nombre sino que ya está personificado. Por ejemplo, ya no es solo la Junta de Vecinos Cardenal Caro de Chorrillos, sino que es la Jaqui, Don Juan, la Janeth, etc.” Fueron las palabras que compartió Soledad Fernández, miembro de la Asociación Cultural Teatro Odeón.
Cuando las y los integrantes de la escuela finalizaban sus palabras, entregaban las tarjetas de colores a la equipa, que estratégicamente tenían los colores de la Chakana y con ellas, una a una, se fue formando el símbolo que precisamente consiste en la raíz del proyecto, a través de la cuál se forjaron sus cimientos y se enfocaron los objetivos desde un comienzo.

Por su parte, Beatriz Saavedra, miembro de Ex COMI Barón, destacó:
“Caminar, respirar y sentir los territorios me ha marcado profundamente. Cada proyecto, territorio y organización los llevo conmigo. Cambió mi cartografía de Valparaíso en un 360º, escuchar, observar y aprender, es algo que con disciplina me motivó cada sábado a asistir a esta Escuela de Formación Popular, que con cariño se transformó en un acto de crecimiento y sanación personal. Gracias por recibirnos con aguante en cada territorio, por las entregas que depositamos como semillas para un futuro más justo.”
Culminada la ronda de palabras, el grupo se trasladó a la zona de picnic del Parque Quebrada Verde, donde ya nos esperaban miembros del equipo motor del proyecto Co-razonar adelantando el almuerzo que se tenía preparado para las y los participantes. Una vez instaladas e instalados en el lugar, Gastón Vera y María Ester Campillay representantes de la Comunidad Diaguita Campillay Guacalagasta, en conjunto de la lamgien Mapuche María Cecilia Nahuelquin, brindaron la ceremonia de cierre de la escuela. Tal y como fue en sus inicios, esta Escuela de Formación Popular comienza a despedirse con la bendición de las autoridades de nuestros pueblos ancestrales.

Todas y todos observaron con mucho respeto, formando un círculo en torno a las hermanas y el hermano de nuestros pueblos originarios, quienes iniciaron con un canto, pidieron a la madre tierra que bendijera el espacio, le entregaron ofrendas y agradecieron también la instancia de la escuela y por sobre todo, los lazos y afectos creados durante estos largos meses.
Una vez finalizada la ceremonia, fue el turno de palabras de las autoridades universitarias, donde el Secretario Ejecutivo de la Dirección General de Vinculación con el Medio, Diego Verdejo expresó algunas palabras en agradecimiento por la invitación y al grupo humano que motorizó la escuela, señalando:
“En primer lugar palabras de felicitaciones y agradecimientos. Felicitaciones por haber terminado este ciclo, del que tenemos todas las esperanzas de que puedan emanar nuevas acciones y proyectos. Y agradecimientos por haber confiado en la UPLA y en especial en el equipo ejecutor del proyecto, pues sabemos que no es fácil disponer de los fines de semana para un trabajo como este.”
A continuación, Pablo Saravia Ramos, Director del Departamento de Estudios Territoriales y Diálogos Interculturales, se dirigió al grupo de la escuela resaltando los esfuerzos por poder lograr una vinculación real entre la universidad y el territorio con sus personas.
“Es muy difícil a veces sostener experiencias de este tipo, que nos obligan a estar intensamente fuera de nuestra cotidianidad para apostar por una universidad que suele ser una institución lejana. Nosotros venimos desarrollando hace muchos años iniciativas y esfuerzos porque eso no sea así, pero indudablemente es un proceso largo, que significa energía, mucho esfuerzo de muchas de nosotras, que todos los días estamos en la lucha por transformar la universidad, porque la universidad sea un espacio para todas, para quienes estamos dentro como trabajadores pero también -y sobre todo- para quienes estamos fuera. No solo la universidad tiene que cambiar en relación a ustedes, sino que también tiene que cambiar en relación a nosotras mismas, y nosotras tenemos que cambiar como universidad, y ese es un trabajo mucho más arduo porque las instituciones son rígidas y no es fácil cambiar algo que lleva años, décadas de ser siempre un poco igual”.
Por último, fue el turno de Gino Grondona, Coordinador del proyecto Co-razonar los Territorios en Valparaíso, quien se refirió al camino que significó reconocer la existencia de las “sabidurías para la vida” en conjunto con la Red Co-razonar y cómo, desde ahí, esta escuela se propuso y buscó conocerlas y aprenderlas.
“…yo diría que por ahí va esta búsqueda colectiva y participativa que caminamos juntas durante estos 6 meses…por ahí es…una escuela donde los estudiantes eran también profesores (y viceversa), donde las aulas eran las sedes vecinales y las quebradas (siempre tan escurridizas), donde los libros eran ramas de árboles y paredes pintadas (contando historias), donde la lista de asistencia eran los abrazos y el café que nos recibía cada mañana (encariñándonos)…donde la frase era más importante que la cifra, y donde los aprendizajes se miden en latidos de corazón…que quieren que les diga…todo patas arriba, una verdadera “escuela del mundo al revés” como nos planteaba Galeano, que construyó su obra como una “pedagogía de los territorios” también.”
Entre emociones compartidas, risas de alegría, aplausos y abrazos, dimos por cerrado este espacio ceremonial, entregando en agradecimiento a cada asistente, docente y vecinas y vecinos, una constancia de participación, por su asistencia y apoyo en las sesiones que compusieron la escuela, para luego dirigirnos a la zona de las mesas, donde se llevó a cabo el compartir de alimentos.




Un día soleado, con aire fresco, lleno de sabores, saberes y sentires compartidos, de sonrisas, de lágrimas, de mucho amor entregado y por entregar, fue sin duda, el ambiente propicio para que todas y todos nos sintiéramos en confianza de expresar nuestros sentimientos a través de las artes de cada una y uno. Finalizado el almuerzo, fue el momento del micrófono abierto: Félix Pino con el instrumento Hulusi; Francisco Piña con su poema “décimas para la escuela”; Gastón Vera y Hugo Campillay con su cantar; Luis Arriagada con su actuación sin palabras sobre el proceso de la nueva Constitución; María Cecilia Nahuelquin, Verónica Gonzáles, Gladys Ulloa, Juan Cancino y Josefa Zapata con sus preciosas y profundas poesías; y finalmente, Soledad Huenchupan con un canto en mapuzungun, entregado por sus ancestros y ahora regalado a todas y todos quienes lo presenciamos… Momentos y entregas que quedarán plasmados para siempre en nuestros corazones.









“Ha sido un tremendo desafío, un esfuerzo colaborativo entre las personas y organizaciones participantes, con las cuales esperamos seguir co-razonando y co-inspirando en los territorios…y también de la equipa del proyecto, para quienes hago un reconocimiento público, a estas compañeras que han puesto el coraje, la convicción, la imaginación, la cuerpa y los ovarios en esta tarea…” Finalizó Gino Grondona Opazo.