Salud intercultural: Escuela de Formación Popular visitó dispositivo de Salud Andina en el Hospital de Limache

El último módulo de esta Escuela de Formación Popular denominado “Hacer y Fortalecer las Organizaciones”, se inauguró con una sesión dedicada a la salud intercultural, que estuvo basada en el reconocimiento de medicinas complementarias en pos de la promoción y prevención de la salud. La instancia, que se llevó a cabo en las dependencias el Hospital Santo Tomás de Limache, estuvo liderada por Silvia Vega, co-fundadora de la Asociación de Pueblos Andinos “Pachakuti”, quien nos contó acerca de la historia de dicha organización y su gran logro de obtener un espacio dentro del recinto sanitario para realizar atenciones medicinales complementarias. Allí nos hizo un recorrido por el lugar, nos mostró la Jisk’auta Pirwa y el huerto que mantienen. Además, también nos acompañó el académico Daniel Manzano de la Facultad de Ciencias de la Salud, quién desarrolló una dinámica lúdica y reflexiva en torno a las concepciones vigentes sobre medicinas oficiales y complementarias.

Luego del habitual desayuno compartido, Silvia, miembro del pueblo Aymara, inició la sesión con una petición de permiso por el espacio y ofrenda a la madre tierra, en honor a todas las energías que rondan en el interior de un hospital. Posteriormente, nos comentó sobre cómo se inició la Asociación Pachakuti, en la que se unifican los pueblos andinos Quechua, Aymara y Likan Antai, con la misión de visibilizar su cultura y específicamente, los aspectos sobre cómo abordan la salud, desde una mirada de posicionamiento en la territorialidad y sus ancestralidades.

 

 A continuación, fue presentado el académico y sociólogo Daniel Manzano, quien rápidamente presentó al grupo de la escuela las indicaciones para la actividad. Se trató de un espacio reflexivo y lúdico, en donde las y los participantes debían reunirse en grupos y pensar sobre cómo reaccionarían frente a una situación de enfermedad física o psicológica bajo la perspectiva de medicina tradicional, y luego, un segundo escenario donde debían reflexionar sobre lo mismo pero incorporando la perspectiva de salud intercultural. Finalmente, sus conclusiones debían ser representadas a través de actuaciones grupales.

Los equipos se reunieron y se pusieron de acuerdo en torno a los personajes y las situaciones que querían interpretar, desde donde expresaron interesantes visiones y lúdicas representaciones que sacaron aplausos y carcajadas por la simpatía y entrega de cada una y uno de los y las participantes.

Una vez culminadas todas las actuaciones, Daniel tomó el mando de la sesión e introdujo a una plenaria reflexiva sobre los resultados, donde puso especial atención sobre el abuso de fármacos, los autodiagnósticos y la automedicación, práctica muy común en la sociedad chilena.

“Quisiera hacerles reflexionar lo siguiente; lo que yo ví, cuando representamos la primera escena, nos dimos cuenta de que fundamentalmente lo focalizamos en la automedicación, nadie representó roles de médico o personales de salud sino que entorno a las experiencias de automedicación, lo que es parte de la cultura chilena. Sin embargo, cuando abordábamos la salud intercultural reproducíamos escenas en torno a la medicina natural, y algunos incluso le llamaban la medicina alternativa, como si fuera la alternativa a “la medicina principal”, entonces es una medicina que a veces la concebimos como de segundo orden. Yo los invito a pensar también, y a repensar, si la medicina medicalizada podría ser llamada también como medicina alternativa y la otra como principal… pero también podríamos reflexionar en torno a pensar una salud intercultural que articule y complemente estos dos tipos de enfoque de abordar la medicina, entonces cuando pensamos en salud intercultural, no simplificarlo solo en la medicina natural.”

Las palabras se abrieron y surgieron diversas posturas y visiones en torno a las distintas perspectivas de la medicina, tanto sobre las que conocemos como las que no. Así, las reflexiones se dirigieron hacia la percepción de un bienestar integral, los cuidados  corporales, emocionales e incluso del alma.

Gino Grondona, coordinador del proyecto Co-razonar, aportó:

“Me llamó la atención una cosa que quería comentar, y es esta idea de que al parecer cuando tenemos un malestar pensamos espontáneamente en cómo resuelvo ese dolor, esa molestia ‘me duele la cabeza, me duele la guata’, y cuando pensamos desde lo más natural, la pregunta no es solo esa, sino más bien tiene que ver con mi bienestar, el sentido de mi vida, con lo que he hecho… si caminar, si estar relajado, tranquilo, también me genera bienestar y no sólo buscar algo que me resuelva el dolor. Entonces veo una diferencia interesante ahí, porque parece ser que cuando me duele una pierna quiero que me resuelvan el dolor de la pierna, sin pensar que eso tiene que ver con mi vida entera, que es el cuerpo que está hablando, lo que nos lleva a pensar desde otra profundidad.”

Por otra parte, Ronald Gallardo, miembro de la organización El Roto Porteño, se refirió a la importancia de estos espacios integrales dentro de la institucionalidad y la responsabilidad de acercarlos a las personas.

“Lo natural te lleva a esa otra mirada, más interior que lo del momento, pero siento que ojalá que lleguemos a un momento en que estas dos se complementen y no que estén opuestas, o que yo por ‘ser médico y estudiar tanto en una academía tengo más conocimiento’ que la otra persona que ha vivido toda su vida con este conocimiento tal vez familiar y también, invito y agradezco que sigan rebrotando estos lugares y estos espacios y nosotros también podemos exigir que existan estos espacios en nuestros sectores.” 

Finalizada la plenaria, Silvia nos llevó al exterior del hospital, donde se encuentra la Jisk’Auta Pirwa, que en aymara se entiende como “pequeña casa donde se guardan las semillas, cereales y alimentos”, donde principalmente hay semillas almacenadas provenientes de alimentos que ellas y ellos han cultivado y cosechado, y también las que ofrendan quienes van en busca de atenciones integrales.

 

 

 

 

Luego de observar la ‘Jisk’Auta’, el grupo se sentó en círculo cerca de Silvia, escuchando atentamente sus sabidurías. Allí se dió una interesante conversación sobre la importancia de las huertas para la propagación y el cuidado de las semillas orgánicas, basado en los peligros que presenta la transgenización de las mismas con la imposición de la industria Monsanto en el mundo. Así, destacó las características de los alimentos orgánicos provenientes de una huerta, diversos en colores y formas y enfatizó en que hay que acostumbrarnos a ellos y olvidar lo “perfecto” porque puede ser sinónimo de intervención.

En ese momento, comenzamos a caminar en dirección hacia el huerto que mantienen en las dependencias del Hospital, que según nos comentó, lo trabajan también con ayuda de niñeces quienes participan de  diversos tipos de talleres. Una vez en la huerta, Silvia nos mostró los esquejes de plantas que allí reproducen y amablemente nos regaló varios.

Allí se dió pie al último momento de la sesión, donde ella nos explicó en términos concretos en qué consisten las atenciones integrales que desarrollan, las y los profesionales de distintas disciplinas con que cuentan y cuáles son los pasos a seguir para conseguir cita para atención en salud intercultural con perspectiva integral. También nos contó sobre plantas y yerbas medicinales, sus procesos de secado y principales funciones y beneficios, así como también contraindicaciones, “todo en medida de la promoción y prevención de la salud”.

“Yo nunca había tenido tanto contacto con lo que es yerba y todo eso, yo fui criada en una casa con mi vieja que no tomaba remedios y no podía ver las yerbas, entonces yo nunca jamás con yerbas y ahora me he dado cuenta que es un mundo pero maravilloso y hasta me inscribí para poder venir, entonces siento que esta jornada me abrió la mente.” comentó Maritza Hazard, presidenta del Sindicato de Pescadores de la Ex-Caleta Sudamérica.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Finalmente, llegó el momento en que el grupo de la escuela debía volver a subir al bus para regresar a Valparaíso. Silvia cerró la sesión enfatizando en la idea de que un tipo de medicina no debe anular a la otra, sino que hay que comprenderlas de una manera integral.

“Los exámenes no mienten, hay gente que me dice ‘yo voy solamente al iriólogo’ y está bien pero el iriólogo no te va a detectar un tumor o un cáncer, entonces si usted quiere saber cómo está, el exámen es lo que le va a ayudar. Por eso es el complemento”.

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Observatorio de participación social y territorio | Universidad de Playa Ancha