Macarena Trujillo Cristoffanini, Doctora en Sociología; y Pablo Saravia Ramos, Doctor en Estudios Agroecológicos, se adjudicaron el Concurso de Proyectos FONDECYT de Iniciación en Investigación 2017.
Investigación contextualizada. El trabajo de académicos e investigadores de las universidades públicas chilenas constituye un elemento de estratégica importancia cuando su sentido se orienta hacia el bienestar de las comunidades y sus territorios, hacia la producción y difusión de otras lecturas y experiencias sociales, culturales, económicas y políticas, capaces de ofrecer alternativas al modo hegemónico que tenemos de habitar y convivir.
Ese principio es un rasgo claramente identificable en el logro que dos académicos e investigadores de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Playa Ancha alcanzaron, al adjudicarse el Concurso de Proyectos FONDECYT de Iniciación en Investigación 2017. Se trata de Macarena Trujillo Cristoffanini, Doctora en Sociología, quien realizará la investigación denominada “Violencia de género en jóvenes de educación superior”; y Pablo Saravia Ramos, Doctor en Estudios Agroecológicos, cuya investigación se titula “Miradas y proyecciones sobre los canales cortos de comercialización que utilizan las experiencias agroecológicas. Una construcción desde los productores y consumidores de la V región”.
Violencia de género en las universidades
La investigación desarrollada por la socióloga, Macarena Trujillo, representa la consolidación de una línea de trabajo que habita sobre un tema trascedente. Así lo expresa su objetivo general, al señalar que se trata de un estudio y análisis de la violencia de género en jóvenes de educación superior, abordando sus diversas formas de expresión, tanto en el ámbito de la pareja, como en sus manifestaciones de violencia sexual, acoso sexual y de acoso callejero.
“Mi propuesta se focaliza en las universidades, comprendiendo y compartiendo que éstas tienen o deberían tener un rol particularmente importante en la lucha contra la violencia hacia las mujeres. Pienso, por ejemplo, en el papel que deberían jugar en la contribución hacia una nueva responsabilidad o ética social, capaz de enfrentar y sostener los procesos transformadores que se requieren en sociedades patriarcales, que a lo largo de su historia, han ido naturalizando la violencia hacia nosotras. La universidad, con todos sus ideales declarados, no ha estado ajena a esas prácticas”, explicó la autora.
El modelo de análisis escogido por la investigadora establece cómo las construcciones e imaginarios de femineidad y masculinidad tradicionales se configuran en un sistema jerarquizado y desigual, el cual se retroalimenta con discursos sexistas y misóginos en los que se legitima y naturaliza la violencia hacia las mujeres. “Investigar en las universidades, en su estudiantado, en sus creencias y actitudes, en las experiencias concretas, en visibilidades o invisibilidades propias de estas culturas institucionales, permite abrir caminos y diálogos fundamentales para continuar develando una realidad que se manifiesta en múltiples escenarios en la sociedad contemporánea. La urgencia de investigaciones como ésta es cotidiana porque cotidiana es la violencia que sufren las mujeres”, señaló Macarena Trujillo.
Experiencias agroecológicas en la región de Valparaíso
Por otra parte, la investigación que desarrollará Pablo Saravia problematiza sobre la utilización de canales cortos de comercialización de experiencias de producción ecológica y/o agroecológica en la región de Valparaíso. Es decir, se sitúa sobre el ámbito de la economía solidaria o economía para la liberación, por intermedio del análisis de expresiones críticas a las formas convencionales de distribución de alimentos, que tensionan las formas de comprender el territorio y las relaciones comerciales que se producen en el ámbito alimentario.
En palabras del investigador principal, se trata de “profundizar en otras concepciones, estrategias o modos de entender la alimentación y sus cadenas de producción, asociadas a valores que se promueven desde supuestos radicalmente opuestos a las prácticas de las grandes cadenas multinacionales de alimentos, que controlan nuestro modo de entender y relacionarnos con un acto tan básico y esencial como el de alimentarnos. Pero hay alternativas. Dentro de la experiencia de producción orgánica y/o agroecológica coexisten el intercambio monetario, el no monetario, generalmente trueque, la construcción de confianzas, el traspaso de saberes y prácticas, la construcción de redes, el trabajo colaborativo, lo que confirma que hay otros modos de entendernos como seres humanos en un sistema tan voraz como el extractivista”.
Esta investigación posee cualidades únicas, al permitir mapear la cadena completa del fenómeno alimentario en todas sus facetas, que van desde la producción hasta el consumo, favoreciendo la promoción, difusión y problematización de una mirada holística de este vital acto, que lo supone también como una práctica política transformadora, asentada en actores sociales y redes presentes en la región de Valparaíso. “Tener en consideración a los productores agroecológicos u orgánicos, sus redes y formas de operación, supone un ejercicio de alteridad fundamental para reconocernos en otros espacios posibles, permitiéndonos dejar de dar por sentado determinadas prácticas hegemónicas y colonizadores que denotan, una vez más, el control de un tipo de sistema económico totalizador. Desde las universidades tenemos la obligación ética de mostrar esos otros caminos posibles, que se asientan en una sabiduría que vamos progresivamente recuperando”, sostuvo el académico.
Estas investigaciones se realizarán por un período de tres años y vienen a asentar las líneas de investigación que Pablo y Macarena han desarrollado durante años, cuya manifestación son artículos, capítulos de libros y experiencias territoriales que enriquecen el sentido y propósito de la educación pública. Ambos investigadores forman parte del Observatorio de Participación Social y Territorio de la UPLA.